Américo Loayza, padre de Brisa, refirió que el 11 de diciembre, llevó a la niña hasta el referido centro de salud, pero no la atendieron inmediatamente sino que esperó 6 horas (de 7 de la mañana a 1 de la tarde) para que le colocaran una ampolla contra la fiebre. Brisa llegó al nosocomio con fuertes dolores abdominales. El padre de la menor reiteró que a su hija la trasladaron a sala de operaciones a las 6 de la tarde, pero los médicos se negaron a informarle quién la operó. De allí en adelante, él, su esposa Casilda Mallma e inclusive su propia hija enferma, fueron objeto una serie de maltratos por parte de los galenos quienes calificaron a la niña de "malcriada" a pesar que se encontraba mal de salud.
Hubo un mal diagnótico.
Médicos dijeron que paciente tenía meningitis tuberculosa, pero luego fue descartado.
Los padres de Brisa Loayza advirtieron a los médicos del Hospital San Juan de Lurigancho, que su hija se encontraba mal, y a pesar de ello no se actuó con rapidez porque no se estaban consignadas en la historia clínica de la paciente.
El doctor Franklin Solis, sub director del Hospital San Juan de Lurigancho, reconoció que en la historia de Brisa no figuraban los transtornos anómalos que ella padece. El mismo documento precisa que el doctor Gustavo Barrera fue el médico que operó la apendicitis de la pequeña, mientras que el anestesista fue el especialista Walter Cruz.
Todo hace indicar que hubo un mal diagnóstico en el Hospital Canto Grande, donde afirmaron que Brisa tenía meningitis tuberculosa.
En el hospital Hipólito Unanue a donde fue derivada la paciente, descartaron ese mal, ante lo cual, el doctor Franklin Solís, no supo responder en forma fehaciente.
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