domingo, 26 de junio de 2011

Padres denuncian desaparición de escolar de escolar en colegio Micaela Bastidas de SJL
Un grupo de padres de familia protestan en los exteriores del colegio Micaela Bastidas, en San Juan de Lurigancho, por la desaparición desde hace una semana del alumno Elías Villanueva Meza(13), quién quien minutos después del mediodía del 16 de junio salió con dirección a su escuela.
Los alumnos del colegio Micaela Bastidas indicaron que hace 3 días vieron un cadáver que estaba oculto en uno de los baños de la institución, el cual fue retirado en el auto del mismo Director de la escuela.Hasta el lugar llegó el padre del desaparecido escolar, Noé Villanueva, pidiendo explicaciones a las autoridades de dicho colegio, ya que, según manifestaron, otros menores dicen reconocer al cadáver de su hijo por medio de una foto.
Hace menos de un año, el pequeño Elías había sido golpeado por sus compañeros a pocos metros de su colegio.

Complejo arqueológico Campoy, sucumbe ante la indiferencia de autoridades
 Con mil años de antigüedad en San Juan de Lurigancho. Su abandono es representativo de la situación en que se encuentran varios monumentos similares en la ciudad.

Campoy, Garagay, Huacoy, Cajamarquilla son algunos de los complejos arqueológicos más monumentales que tenemos desperdigados por la ciudad, cuya situación de abandono ha permitido que caigan presas del acoso inmobiliario en unos casos o de la simple necesidad de vivienda de los que no tienen otra opción que ocupar los cerros.
El caso de la llamada Fortaleza de Campoy es ilustrativo. Poner en valor este complejo con más de mil años de antigüedad costaría unos 800 mil dólares. Ello abriría una posibilidad de desarrollo en el distrito de San Juan de Lurigancho, el más grande de Lima y con uno de los mayores índices de pobreza y criminalidad.
 Lo que hace falta es inversión.
Según Arturo Vásquez, profesor del colegio Daniel Alcides Carrión, se ha calculado que una puesta en valor integral, que incluya excavación, recuperación de los muros, habilitación de cercos de protección, instalaciones básicas como baños y caseta de información, iluminación, trazado de rutas y la construcción de un museo de sitio no supera los 800 mil dólares. Esto podría, además, sentar las bases para el desarrollo de una importante industria cultural y turística en el distrito. Pero indica que hasta ahora ni las autoridades municipales ni estatales han mostrado interés en esos planes.
INDIFERENCIA OFICIAL
Campoy, nombre que toma de la antigua hacienda de la zona, se empezó a construir alrededor del año 900 d.C. y llegó a ser centro administrativo del curacazgo de de Ruricancho (siglo XIII). La parte central ocupa unas tres hectáreas y todo el complejo se esparce sobre las laderas de los cerros que lo rodean. La majestuosidad de la construcción todavía se percibe en sus muros, algunos hasta de cuatro metros de alto y un metro de espesor. Una de las entradas está en la avenida Circunvalación y varios de los otros accesos han sido privatizados y cerrados.
Un funcionario de la Municipalidad de San Juan de Lurigancho dijo que existe un plan de preservación de huacas en el distrito y que ya se empezó con la limpieza de la huaca de Mangomarca. Pero reconoció que su implementación va lenta.
Según Vásquez, un grupo interesado en desarrollar el lugar lleva tres años escribiendo al alcalde, quien no ha respondido los mensajes. Fuentes de la Municipalidad negaron haber recibido esos documentos. Fuera de ser declarado Patrimonio Nacional en 1998, el Estado nunca ha invertido en el lugar. En otras oportunidades, funcionarios del Ministerio de Cultura han señalado que es prácticamente imposible recuperar todos los monumentos prehispánicos de Lima por el costo que ello implica. Campoy, como otros monumentos prehispánicos en la capital, por mucho tiempo funcionó como basurero. En los últimos años, una parte fue lotizada y se levantaron condominios con acceso privado, jardines y piscina.
A escasos metros, una serie de asentamientos humanos han tomado distintas partes de este complejo arqueológico, usando como base para sus casas piezas arqueológicas y material de la antigua construcción.
Por ahora Campoy, al igual que otros complejos, espera su turno para que las autoridades lo tomen en serio.

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